lunes, 22 de octubre de 2007

21.10.2007 – La Carrera de la Ciencia

Han cambiado el nombre a esta carrera con tanta solera. Ahora suena apropiado para la institución que la organiza, aunque desde luego algo pomposo. Antes, y a pesar del cambio también ahora, todo el mundo la conoce como la del cesic.

Me había prometido hacer una crónica por cada carrera en la que participase, porque después de todo, tampoco corro tantas. Pero la verdad es las carreras de asfalto, y menos las de 10 kilómetros, dan para mucho. Especialmente después de una de montaña y una tan bonita como Las Dehesas, no me queda mucho que decir de la del cesic.

El domingo hizo muy buen tiempo, aunque por la mañanas en esta época ya hace fresquito. En el metro y en los alrededores de la prueba ya se ve a la gente vestida de carrera, en pantaloncito y manga corta, incluso sin manga. Salen así de casa los y las muy valientes. En el metro no se pasa frío y en la línea de salida, gracias al calor humano, nunca mejor dicho, tampoco, pero entre que llegas ahí y cumples con las formalidades de carrera... Lo peor es después de la carrera. Yo siempre tengo frío por el sudor y por el esfuerzo. Incluso en verano procuro abrigarme. Ayer, a pesar de esta bonanza de tiempo, también. Ni me sobro a la ida, ni mucho menos a la vuelta. Abrigado por dos pesadas capas y con una camiseta limpia, sólo me sentí reconfortado cuando llegué al andén de metro, que está bien calentito incluso en días menos esforzados, agobiante.

Por lo demás, no sé que contar que no sean kilómetros y tiempos. El cesic, pasa por sitios muy bonitos. Bajamos desde Serrano 117 hasta casi la puerta de Alcalá. Torcemos por la Biblioteca Nacional, me parece que C/ Villanueva, y luego subimos escopetados hasta casi la plaza de Castilla. Subimos por la vía de servicio, porque incluso ese día no cierran la Castellana. La verdad es que siempre da mucho gusto pasar por sitios tan conocidos, al lado del curro, por ejemplo, por un lugar siempre abarrotado por los coches. Te sientes como Jaime I el Conquistador, suponiendo que el monarca tuviese esa sensación de satisfacción al ir añadiendo fueros y derechos de impuestos a su haber.

De todas formas cuando estás corriendo tampoco tienes muchas posibilidades de experimentar muchas sensaciones. Al menos yo, lo único que voy pensando es en poner un pie delante del otro, a pesar de que ya se va cansado, procurar no tropezarme con el de delante, al tiempo que controlo por atrás. A veces me fijo en el de delante o el de al lado. ¡Menudas piernas tiene éste! o ¡qué mal va ya éste! ¡Pues menudo jadeo! ¿No le convendrá salir un poco más controlado y no petar a la mitad? De estos hay muchos, y supongo que lo de fallar en los cálculos le puede pasar a todos, pero con el tiempo me voy reafirmando en la idea de que hay mucha gente que es muy competitiva y que sale a morir, más que por el reto de superarse a sí mismo, porque no soporta que los otros, y especialmente otras, los adelanten. Ésta vez no añado las, porque por lo general y por tradición las chicas son menos competitivas aunque sean buenas, aunque de todo hay.

En una carrera un cierto grado de competitividad es bueno, incluso necesario aunque no seas de la élite, pero incluso estos tienen que tener los pies en el suelo, tampoco nunca mejor dicho. Como es natural, yo también soy competitivo, pero mejor no dejarse llevar, porque sea en lo que sea y hagas lo que hagas, siempre va a haber alguien más rápido, más resistente y mejor que uno mismo, pero también al contrario.

Por cierto, ese de las piernas tan fuertes, acabó por pasarme de nuevo. También ese otro con pintas de correr mucho. La apariencia de corredor suele corresponderse bastante bien con los tiempos finales. Bien. Da gusto en los kilómetros finales. Ahí ya corres con la gente de tu tiempo sin la sensación de que están en medio y sin tantos agobios. Yo al menos ahí voy haciendo mi carrera y no adelantando gente, con más buena voluntad que capacidad.

¿La marca? Pues mejor que el año pasado en más de un minuto, que está muy bien. Todavía lejos de bajar de los 43’, aunque más cerca, y todavía más de bajar de los 42’ que es lo que me gustaría. Pero en fin... Lo mejor es que no me duelen las piernas ni tengo agujetas, aunque algo cargadillo sí voy.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Javi, buena crónica. Lo de ver gente "petada" a media carrera es habitual. Yo a veces he calculado mal y... Por fortuna con los años vas controlando más y más y sabes hasta donde puedes llegar

Trijota dijo...

Miguelón, como siempre tienes razón. Calcular mal o simplemente cambiar de ritmo en mitad de carrera es un derecho de todos los corredores.

Me expresé mal, lo que yo tenía en mente era alguna gente, no son muchos, que a los 300 metros de la salida ya está al borde del colapso cardiaco. Normalmente su aspecto físico no es el de una persona habituada al ejercicio físico, lo que me induce a pensar que es una especie de “wannabe” atlético, es decir, querer y no poder.

Buen comentario, en cualquier caso,

Javier