viernes, 22 de agosto de 2008

22.8.2008 – Las mejores intenciones

Aprovechando un receso de las reuniones de trabajo que han supuesto el punto final a mis vacaciones finlandesas, me he escapado para ir al cine. Aquí lo hago con cierta frecuencia, aprovechando las sesiones en versión original y la comodidad de los cines. Mejor a esas horas en las que no hay mucha gente, para disfrutar de la película sin tantas cabezas por delante y ruido de palomitas. Casi como si estuvieras solo. Otra ventaja es que, quizás, aquí no sorprenda tanto ir al cine solo. Aunque necesariamente no sea esa la razón, pero parece existir la creencia generalizada de que vas solo, porque no tienes nadie más con quien ir. Y que las películas como “eso” en Nueva York congreguen probablemente más solitarios que las de abundante intercambio de balas y puñetazos en cualquiera de sus versiones. Debo decir, sin embargo, que la mayoría también aquí venían en pareja o en comandita.

Hace ya unos cuantos días leí un artículo en El País sobre la difícil coordinación de las vacaciones de las nuevas parejas con hijos del matrimonio anterior. El reportaje me pareció interesante en sí, incluso durante un momento consideré con simpatía la dificultad de las parejas del reportaje, de obvio alto nivel económico, que tenían que hacer malabares para poder compaginar las exigencias de todos los miembros de la recién inaugurada familia. Lo mejor fue sin embargo uno de los comentarios que los lectores dejan en la red y que en unas pocas líneas trasladó con precisión toda la carga de ironía y sarcasmo de un lector indignado. Y no le faltaba razón, el artículo presentaba como una tragedia para las nuevas familias aumentar las actividades, como cruceros en yate y viajes a París, a golpe de talonario. Lo realmente difícil era tratar de afrontar los gastos cada vez mayores con la exigua prestación por desempleo. Y pocos cementos amalgaman con mayor firmeza una relación que la puntualidad con que llega el débito de la hipoteca. Me hizo mucha gracia.

Pues no pude evitar retomar esta línea de pensamiento mientras veía la película. El momento de mayor dramatismo, el clímax trágico, era el plantón casi ante el altar de un bodorrio por todo lo alto. Otros momentos de gran carga emocional eran una pequeña infidelidad o las consecuencias del climaterio. Evidentemente la contraposición de los devaneos sentimentales de las chicas, ya bastante talluditas, de Nueva York con la realidad cotidiana de una persona normal resulta devastadora. Por no traer al parangón verdaderos desastres y tragedias humanas como guerras, terremotos, enfermedades y otros jinetes del Apocalipsis.

Y sin embargo, no pude evitar sentir simpatía por las tribulaciones de los personajes, como tampoco dejo de hacerlo por otras situaciones ficticias simuladas en series de televisión, muy habitualmente estadounidenses, a pesar de que en algún rincón de la conciencia se remueve preso de la urticaria el rechazo a la glorificación de un único modelo válido de vivir, al que todos aspiran pero que muy pocos puede realizar.

Pero, ¿por qué no habría de ser así? Cuando todas estas producciones estadounidenses han sido elaboradas con esmero para apelar la conmiseración hacia los personajes, para proyectar la nuestras propios quebraderos y querencias a los devenires de los personajes. Yo no me atrevo a criticar la emoción ante el drama de un personaje de culebrón junto con la relativa apatía ante la visión tan diaria como terrible de las noticias del día. La tragedia de Carrie Bradshaw podemos sobrellevarla, la horrible y real de la guerra, la hambruna y la desesperación diaria de miles de personas es demasiado cruel.

Estas series norteamericanas con abundante melodrama despiertan en mí el deseo de ser mejor persona. Y eso no puede ser malo.

Lástima que después de salir del cine y caminar hacia la estación de tren, todos esos buenos sentimientos se los tragara la tierra. Tuve deseos de hincar el diente en la yugular a un grupo de adolescentes descerebrados que cometieron la osadía de invadir el carril bici. ¿Adonde fueron las mejores intenciones? ¿Den goda viljan? “Late corazón, ¿quién sabe lo que se traga la tierra?”

jueves, 21 de agosto de 2008

21.8.2008 – No estás solo

Sigo como puedo el desarrollo de los juegos olímpicos. Al principio podía mirar los vídeos de RTVE, pero pronto vetaron el acceso a los internautas con IPs extranjeras por cuestiones legales. Me tuve que conformar con ver el material que pone a disposición de los internautas locales el homólogo, que aquí se llama Yle. Pero claro, se fija más en los deportes con participación nacional y algunos son para mí muy raros. Y aunque puede sacar material del equipo chino de gimnasia, me quedo sin ver lo que pasa en deportes con participación española, incluso con medalla, como las chicas de sincronizada o el ejercicio de suelo de Deferr.

También leo los periódicos digitales. Hay una constante cuando hablan de los deportistas españoles, siempre hacen referencia al esfuerzo titánico y capacidad de sacrificio de los héroes del deporte. Califican de épica la capacidad de las nadadoras de sincronizada de aguantar el trabajo de resistencia y fuerza en anoxia, ahí es nada; de sobre humano el trabajo sobre los pedales de Llaneras; de repetido infinitamente hasta la perfección el ejercicio de suelo de Deferr, y así pasando por ciclistas, atletas, gimnastas, remeros. Y los que no ganan medalla, que se quedan a 8 malditos segundos, como Contador, o que son superados en el último momento, como María Vasco o Noya y Raña, casi más lo sentí yo, emocionado como estaba al leer el artículo. Pero para ejemplo paradigmático el esfuerzo corajudo de Marta Domínguez. Casi más que la carrera en sí, ya formidable, fue el discurso de después del ¿desastre? Lo que no te mata te hace más fuerte, y según me han dicho, aún con una sonrisa de oreja a oreja.

A tenor de los artículos periodísticos parece que a los demás deportistas, los de otros países, no les cuesta esfuerzo sacar medalla, aunque si están ahí es precisamente porque además de unas cualidades físicas excepcionales e innatas, han estado desde muy jovencitos miles y miles de horas entrenando con sacrificio y persistencia. Claro, viendo nadar a Phelps parece que sea fácil, pero es innegable el esfuerzo y la dedicación de todos y cada uno de los deportistas de alto nivel.

Y sin embargo me encanta la participación de los deportistas españoles. Si hasta me emocioné viendo la entrega de medallas a Samuel Sánchez. Y no sólo los éxitos, sino los que se quedan a punto en una lucha denodada, como María Vasco, como Noya y Raña, como Marta Domínguez y otros más. No me importa repetir otra vez sus nombres. Estoy sinceramente impresionado.

Y sin embargo, los ejemplos de valor, como en el Corazón de D’Amicis, son armas de doble filo. Ya el esfuerzo titánico de los deportistas, que persisten en su afán de mejorar sus marcas con disciplina férrea, músculo y voluntad, pueden ser un acicate para seguir adelante. Pero también puede hundirte en la miseria, si en momentos de “humanidad”, que no quiero decir debilidad, descubres que no puedes más, o simplemente no te apetece levantarte del sillón, que dejas pasar oportunidades de mejorar, no sólo en el entrenamiento marcado sino en el trabajo, en la relación con los demás en la vida.

¿Y cuando no resulta un acicate, no es más deprimente contemplar el espíritu de luchadora indómita de Marta Domínguez? Es a todas luces encomiable y digno de la mayor de las admiraciones, (yo de mayor quiero ser como ella). Pero lo cierto es que muy pocos son como ella, la mayoría de hecho somos bastante normalitos. De hecho, si se me disloca una articulación practicando deporte, por favor, llevadme al hospital. Prometo no exigir voz en grito que me coloquen el hueso en su sitio para poder seguir en la brecha, como la luchadora de esgrima Araceli Navarro.

A veces, me veo comparando las metas propias con las de los deportistas, mi sacrificio diario con otros más sufridos, y mi nivel de bienestar, con los que el propio concepto de estar bien es desconocido. Este ejercicio ni es sano, ni razonable, ni mucho menos justo. Los esfuerzos no se pueden medir por la calidad o cantidad de los resultados, sino por el umbral que hay salvar para por lo menos intentarlo. Y que todos tenemos derecho en mayor o menor medida a fracasar, a ser débiles y estar cansados, siempre que no nos dejemos dominar por “el lado oscuro de la fuerza”. Y no passa res!

Y sin embargo otra vez, considero el ejemplo de Marta Domínguez, de María Vasco que además dedicó su competición de sangre, sudor y hierro a víctimas y familiares del accidente aéreo, y de Noya y Raña como elemento de motivación muy válido para mí. “Jo, si ellos siguen adelante a pesar del ¿fracaso?, no voy a poder yo también: una brazada más, un ciclo de pedaleo más, una zancada más, y con una sonrisa, o un gesto feo de esfuerzo, cada uno con lo que pueda.

Quizás lo importante de todo esto sea recordar, y realizar, que ese esfuerzo de recomposición, de hacer de tripas corazón, no es necesario emprenderlo en soledad, que los amigos pueden ayudar a dar ese empujoncito, como ya lo han hecho antes. Ánimo, corazón. No estás solo.

martes, 19 de agosto de 2008

19.8.2008 – Minua Kupittaa

Regreso de viaje de trabajo de Turku. He acabado un poco antes de lo que pensaba y como estaba harto de tomar café, que es el síndrome del trabajador en Finlandia, he tratado de encontrar un lugar para tomar una cervecita. Normalmente los alrededores de las estaciones en todas las ciudades rebosan de sitios de mejor o peor calaña, recuerdo especialmente uno próximo a la estación de Jyväskylä..., pero los alrededores de Kupittaa, son casi tan desiertos como los de la estación de Getafe industrial un domingo por la mañana.

El paisaje desde la ventana de tren suele ser particularmente bonito. Esos campos de cereales todavía verdes y esos campos amarillos de colza, pero naturalmente todo resulta más vistoso sin esa lluvia pertinaz que ha empañado todo el verano. Lástima que la gente no sea más silenciosa. Los únicos que parecen hablar, o al menos a los únicos que se oye, son los extranjeros: una pareja de chinos y un grupo de suecos. Los finlandeses solo gritan cuando hablan por teléfono. Por lo demás valoran el placer de viajar en el mismo compartimiento en silencio ¿Me estaré volviendo finlandés?

viernes, 15 de agosto de 2008

15.8.2008 – Por la senda real

El pasado domingo me animé a hacer ese viaje a Porvoo que tenía pensado y para el que había hecho con devoción excursiones de reconocimiento. El tiempo no es que fuera muy prometedor, las nubes abundaban y tapaban el sol, pero no parecía que fueran a descargar. Además, era lo mejor que había tenido en mucho tiempo. Eso sí, en la duda de qué hacer, salí bastante tarde.

El camino hacia Kuusijärvi estaba fresco en la memoria y llegué sin mayor novedad. Y luego había estudiado con bastante cuidado las dos siguientes desviaciones. Me tuve que parar un par de veces para consultar el mapa pero me fue bastante bien. Después fue algo más complicado orientarse. En un determinado momento, se acabó la vía para bicicletas y me incorporé con cierta pena a la carretera. No había tantas posibles desviaciones y confiaba en que las indicaciones que había procurado me bastaran. Parte de ellas me llevaban por carreteras más transitadas.

Ni había tantos coches, ni iban tan rápido, pero me resultó particularmente desagradable ser sobrepasado por una exhalación con efecto Doppler, acostumbrado como estoy a la tranquilidad de las vías de bicicletas. Ahí suelo ser yo el que adelanta a viejecitas en carricoche y esquivo con cierto desdén, e injustificado sentimiento de superioridad, a los peatones que por despiste o atolondramiento se adentran en “mi” camino.

En esa batalla insensata con los coches, me di cuenta que no me estaba resultando particularmente agradable esa parte del camino, del que, por cierto, cada vez dudaba más. Cuando llegué al pie de la espléndida y bien cuidada catedral de Sipoo, en medio del camino, decidir desviarme del camino para contemplarla con más tranquilidad y finalmente dar la vuelta, hacer una paradita en la sauna de Kuusijärvi, con chapuzón en el lago, y después volver a casa. 3i enarcaría una ceja y preguntaría por la ubicación de mi espíritu de aventura, pero yendo como iba solo y siendo principal beneficiado y damnificado de mis decisiones, así lo hice.

El contador de kilómetros me falló por falta de batería, pero calculo con bastante precisión que me salieron en total unos 85-90 km. Eso sí, sin grandes desniveles ni puertos, aunque bastantes pequeños ascensos y descensos que obligaban a cambios de marcha.

La excursión a Porvoo, próximamente, pero estudiaré rutas alternativas y con más detalle.

martes, 12 de agosto de 2008

12.8.2008 – Donde manda patrón, no manda marinero (II)

El Cónsul de Finlandia en San Petersburgo comentó escuetamente que en la organización de las actividades que organiza el consulado, éste y el ministerio pueden tener distintas opiniones, pero que la opinión del último, es naturalmente llevada a cabo.

Además de esta opinión el HS también publicaba algunas opiniones emitidas por los lectores a través de la red. Unos alababan el papel de Stubb y su elegancia. Otro pensaba que mejor haría en concentrarse en asuntos verdaderamente importantes, teniendo en cuenta la que se avecinaba con el conflicto del Cáucaso. Conclusión: hagas lo que hagas siempre te van a criticar.

lunes, 11 de agosto de 2008

11.8.2008 – Donde manda patrón, no manda marinero

El ministro Alexander Stubb, superIronman, acaba de poner paz y después gloria en el conflicto de la escritora Sofi Oksanen, que comentaqba hace unos días. Ha comentado que se trata de una escritora de enorme talento y que su Ministerio, el de Exteriores, estará encantado de financiar su participación en el encuentro de poetas que se celebrará en noviembre en San Petersburgo. Todo esto lo dijo antes de ir a Georgia en su calidad de presidente de la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa) junto con el ministro francés de exteriores. Ojalá puedan zanjar la guerra de forma tan tajante como con el revuelo político de la escritora.

El pobre Cónsul no ha dicho esta boca es mía de la solución. ¡A ver qué va a decir el marinero si ya lo ha dicho todo el capitán! La escritora, por el contrario, se mostraba muy complacida, quizás más contenta por los elegantes cumplidos que le dedicaban que por el viaje en sí.

Y el Cónsul probablemente esté pensado que si lo llega a saber, mejor se queda callado.

La novela “Puhdistus”, que trata sobre el duro período que siguió a la adhesión de Estonia a la Unión Soviética en los tiempos de la reorganización europea que siguió a la II guerra mundial, acaba de ser traducida al ruso. El periódico, además de difundir la complacencia de la escritora también recogía la opinión del traductor ruso. No veía nada particularmente antieslavo en la novela de Sofi. Es más, los rusos se iban a sentir muy identificados, porque el doloroso recuerdo de las deportaciones y los campos de re-educación persisten en la memoria de muchos. Diría que se lo preguntaran a Alexander Solzhenitsyn, pero el hombre ya se ha muerto. Eso sí ahora recibe los honores de las mayores autoridades del país. Son cosas que pasan.

Y sin embargo, con todo lo que está pasando en Georgia entiendo que los trabajadores del Ministerio de Exteriores sean cautelosos. Más aún de lo que tradicionalmente lo ha sido un país a la sombra de un vecino tan poderoso.

Finlandia asumió la presidencia de la OSCE a principios de este año, que como en la UE es un cargo rotativo. El testigo lo entregó precisamente Moratinos, ya que España lo había sido el año pasado, y se lo entregó al entonces ministro finlandés Ilkka Kanerva, pero ya sabemos que éste fue cesado por tirar los tejos a una bailarina con el móvil del trabajo.

domingo, 10 de agosto de 2008

10.8.2008 – Lo político transcurre en torno al frigorífico

La sección de cultura del Helsingin Sanomat recogía este domingo un artículo de esos que deben llevar a su autor varios días escribir. Analizaba el papel central que ha asumido el género en la literatura finlandesa actual contando con las opiniones de varios especialistas. Insisto, se trata de género y no de sexo. Supongo que éste tampoco faltará, dado que su consecución o falta de ella han sido un tema de la literatura universal a lo largo de los siglos.

El enfoque de género reflexiona sobre lo terrible o maravilloso que es ser un hombre o mujer finlandés. Normalmente suele ser más lo primero (lo terrible) que lo segundo. Esta reflexión es una parte de la tendencia general de esta década que analiza además del género las relaciones de pareja y la familia y que deja de explorar la parte política y social de hace no tanto. El artículo recoge una de las frases lapidarias de un crítico de literatura: “En la literatura [finlandesa] actual lo político transcurre en torno al frigorífico común.”

Un ejemplo es la nueva novela de Anna-Leena Härkönen, “Ei kiitos”, que se puede traducir fielmente como “No, gracias”, se adentra en la vida de una mujer madura que quiere poner un poco de más sexo en su vida pero a cuyo marido le duele siempre la cabeza. La cuestión, señala la escritora, es que ahora la mujer tiene mayor independencia económica y por tanto la posibilidad de encontrar alternativas. El personaje femenino del libro, descubre que no quiere llevar su vida de ciudad dormitorio (nukkumalähiöelämänsä, palabra que ella sola agrupa todo lo anteriormente subrayado posesivo incluido en una sola palabra, pero casi de la misma longitud).

Al mismo tiempo, Härkönen (¿alguno ha visto la semejanza de este apellido con los malos de *Dune?) se queja del machismo con que se trata los libros escritos por hombres y mujeres. “Si una mujer escribe algo desde la perspectiva femenina, se interpreta como un refunfuñar narcisista. Cuando un hombre descubre sus sentimientos, resulta maravillosa su franqueza”.

Pues yo no acabo de estar de acuerdo este feminismo de repostería. Entiendo que si Anna-Leena afirma que algunos tildan de narcisista a una mujer que escribe sobre mujeres, es porque los habrá. Yo ni lo he pensado ni sé si será verdad. Con lo que no comulgo es con la siguiente parte de la afirmación que los críticos y o lectores alaben la franqueza de los hombres que abren su corazón. Esa apertura suele ser el desbordamiento de unos sentimientos negativos que salen cuando el personaje está muy decaído, algo así como en las novelas de Petri Tamminen, y que ya no puede más. Algunos reaccionarán identificando como propias las sensaciones negativas descritas, otros con compasión, pero pienso que la mayoría, a un nivel más o menos profundo, pondrá en duda la masculinidad del personaje o escritor, incluso pensarán “afeminado”, por decirlo de forma eufemística. Nuestra sociedad está, entre otras muchas cosas, polarizada con lo femenino y masculino. Unos caracteres son atribuidos a las mujeres y otros a los hombres, y como las transgresiones no se contemplan con buenos ojos, la mayoría se adapta a los roles. No sé si es más fácil ser hombre o mujer, pero además de ser una discusión bastante vacua, tendría las de perder.

Tuve que leer un libro de Petri Tamminen para un examen. Supongo que lo habrían escogido porque no era muy extenso y abundaba en frases cortas, de estructura simple y vocabulario no demasiado complicado. El examen lo hice bien, pero no puedo decir que el libro me gustara demasiado. El personaje correspondía arquetípicamente a la tesis defendida en el artículo, un hombre en plena crisis de identidad al asumir su reciente paternidad. (La madre del libro, no tiene sin embargo ningún problema.) La crisis se resuelve, más o menos, después de un viaje en coche, en plan road-movie, a través de Finlandia en el que conoce a varios personajes,

Supongo que al leer un libro, o ver una película y en general, proyectamos nuestros propios intereses y experiencias a la trama descrita y destacamos esos aspectos que más nos interesan. Recuerdo una profesora mía se enfadó bastante cuando dije que no había entendido, y quizá por eso no gustado, el libro de Bodil Malsten “Priset på vatten i Finistère”. Para mi profesora era una joya y destacó la implacable crítica de la autora a las falsas expectativas que se creaba a y sobre las mujeres en la época de la llamada “revolución sexual”. Huelga decir que yo estaba jugando a los click de Famobil en esa época y que mis expectativas, las mías, sobre el tema nacieron mucho más tarde, por lo que las presiones que pueda haber sufrido son de otra índole.

A mí lo que me gustó de “Priset på vatten i Finistère” es la parte que se regodea en el subgénero de “extranjero en el paraíso”. La protagonista de la historia, que no es, pero es la propia escritora se lía la manta a la cabeza y se monta una casita preciosa en un lugar idílico. Algo así como el sol toscano de Mayes del otro día, que es lo que nos gustaría a todos. En este género no hay hipotecas, ni plazos de amortización.

sábado, 9 de agosto de 2008

9.8.2008 – La verdad es lo que es, aunque no se diga, o se diga al revés

Un par de días antes de que se inauguraran los juegos olímpicos retransmitieron en el canal nacional de noticias de Finlandia una entrevista en directo con la embajadora china en Finlandia. Las preguntas cubrieron los lugares comunes: que qué representaba el desafío de la organización de un acontecimiento de tamaña magnitud, que qué representaba el número 8 en la cultura china, y sobre los objetivos de medallas. La embajadora contestaba amablemente y en un finés muy correcto y con una aceptable pronunciación a las preguntas. Una vez avanzada la entrevista se llegó a una pregunta inevitable formulada en los medios finlandeses. ¿Por qué las autoridades chinas han denegado la visa al cineasta Arto Halonen a pesar de que había sido presentado por el comité olímpico nacional como figura cultural relevante? Hasta ahora las autoridades chinas no han dado ninguna respuesta, pero la prensa nacional e internacional interpreta que el documental que el cineasta dirigió hace unos años sobre el Tibet, y con participación personal del Dalai Lama, ha sido el principal motivo del rechazo. El periodista lanzó la pregunta directamente. La embajadora, que se la esperaba, comenzó a dar de memoria las cifras de todas visas tramitadas positivamente, peticiones atendidas y objetivos de prensa en relación a los juegos olímpicos. (Parece que independientemente de la cultura, la respuesta internacional de todos los políticos a cuestiones escabrosas es disparar cifras y estadísticas). El periodista volvió a insistir, pero ¿por qué no en este caso? La embajadora, en un ejercicio ejemplar de su cargo, continuó sin inmutarse declinando considerar casos individuales e insistiendo en la postura oficial. La cuestión espinosa quedó así soslayada y el entrevistador volvió a los lugares comunes: que qué deportes pensaba seguir más atentamente la señora embajadora.

Yo me quedé pensando si el entrevistador no debería haber insistido hasta conseguir una respuesta directa. Algo en plan Mercedes Milá en su vida anterior, antes de Gran Hermano, algo así como “Queremos saber y queremos saber ahora” aunque quizás no de una forma tan melodramática dada la seriedad del espacio en que se desenvolvía. Pero después de meditarlo creo que hizo bien, que lo primero solo habría servido para incomodar innecesariamente a una alta funcionaria de un estado con cada vez más relevancia internacional además de poner en peligro las relaciones de un canal de televisión nacional. Y que después de todo, la entrevista, y sus silencios, no dejaban lugar a dudas sobre las razones que motivaron el rechazo a la solicitud de visa, de la actitud de un gobierno respecto a las preguntas incómodas y a sus interlocutores, del respeto (o la falta de él) a los derechos humanos y de la naturaleza (dudosa, a tenor de lo visto) de su relación con el Tibet. La respuesta a su pregunta, y en realidad a mucho más, quedaba clara y diáfana a todos los que seguimos la televisión en ese momento. Que si eso tiene mucha importancia, si va a ayudar en algo, pues no lo sé.

A todo esto otra noticia sobre intelectuales finlandeses adornaba los titulares de los noticiarios. El consulado general de Finlandia en San Petesburgo había mostrado su recelo a la participación de la reconocida escritora Sofi Oksanen a un taller de literatura para jóvenes poetas de ambos países. Todo ello a pesar de que la escritora había sido escogida por la asociación organizadora para el viaje, que financia al menos en parte el Consulado. Las razones esgrimidas por éste para explicar su oposición suenan un poco arbitrarias: que si la escritora no es novel, que si su producción es fundamentalmente prosa. Estos argumentos han sido tildados, no sin razón, de peregrinos, porque en el mejor de los casos resulta muy difícil delimitar la raya entre prosa y poesía y porque, según la organización, también con buen tino, no corresponde al consulado decidir sobre esos casos.

Según se apunta en los diferentes debates que han tenido lugar, el problema reside en que la escritora, además de decorar su pelo con rastas multicolores, teñir su pelo como Rosa María Calaf, y llevar gafas a lo Harry Potter, es una reconocida radical de izquierdas. Una de sus últimas obras “Puhdistus” (algo así como limpieza o depuración) es extremadamente crítica con la actividad histórica de la Unión Soviética en Estonia en el pasado siglo. Y que por estos motivos su presencia en noviembre en San Petersburgo podría levantar ampollas en algunos círculos de ese país.

A estas alturas el asunto no está todavía zanjado. De momento parece que el Consulado ha tenido que desdecirse y desear la bienvenida, y afrontar con su presupuesto, a la escritora. No me gustaría estar en el puesto del señor Cónsul General, que tiene que nadar y guardar la ropa al mismo tiempo y que en cualquier caso va a salir escaldado, a pesar de que no dudo de sus mejores intenciones para resolver este asunto.

Y sin embargo, no puedo dejar de preguntarme si en estos casos, en lugar de actuar con “diplomacia” no sería decir directamente la verdad. Voy a hacer un ejercicio de proyección y poner en su boca palabras que a lo mejor ha pensado. “Mira, que sí, que Sofi tiene todo el derecho del mundo a dar su opinión, pero que ya sabemos cómo están las cosas en un lugar donde por menos de un pito te dan como almuerzo plutonio radioactivo o te regalan con una bala a la vuelta del supermercado, y si no que se lo pregunten a Anna Politkovskaya. Que aquí las autoridades y sus proyectos de paneslavismo son muy sensibles y que para este otoño tenemos pendiente negociar muchos acuerdos de gran repercusión económica. Así que mejor vamos a evitar conflictos. Que Sofi viene, monta el pollo y se va, pero a mí me toca quedarme, bregar con el desaguisado y pagar los platos rotos.” Y yo aún diría más, que aunque la libertad de expresión es un derecho universal y natural de las personas, hay desgraciadamente todavía muchos lugares en los que o bien no se conoce el concepto, o lo que es peor, éste es avasallado continuamente. Para muestra un botón y podéis echar un vistazo a la página web de Reporteros sin Fronteras o Amnistía Internacional. Eso si no les boicotean la página.

jueves, 7 de agosto de 2008

7.8.2008 – ¡Y yo con estos pelos!

El actual ministro de exteriores de Finlandia, Alexander Stubb, práctica el triatlón. La prensa nacional comentó su participación en el medio IronMan de Joroinen, que según la página de la organización es el evento de triatlón con más solera de Finlandia.

No podía dejar pasar la oportunidad y consulté su blog. Lo primero que llama la atención es el tamaño de su sonrisa de anuncio de dentífrico. Si eso no le asusta a uno y pasa a ver lo que hay detrás, comprueba que el tamaño de los bíceps del señor ministro y europarlamentario supera claramente en diámetro la media del de otros ministros de exteriores europeos, parlamentarios de otros estados y otros políticos internacionales, bueno si descartamos a Terminator-Conan-El Destructor.

Pasada la impresión inicial, busqué la crónica de su participación en Joroinen. No estoy muy puesto en marcas, pero no lo hizo nada mal. Los 1,9 km de nado fueron completados en 33 minutos, aunque luego confiesa que hizo la transición “como un pato decapitado” y cito palabras textuales. Los 94 kilómetros de bici en 2h 38m y luego los 21 km y pico en 1h 44m. Ésta viene a ser mi marca en la media maratón, en mis mejores tiempos, pero desde luego no la hago después de la paliza del lago, que debía estar fresquito, y la bicicleta.

No sólo supongo, sino que doy por hecho que el señor ministro tendrá sus ayudas, como corresponde a su cargo, pero mirando su biografía y currículum no puedo evitar caer en el odioso vicio de la comparación y, aunque no debiera, poner el mío al lado, para después emitir un vahído. ¿Qué he hecho con mi vida que todavía no soy ministro? Stubb tiene unos cuarenta años, está casado con dos hijos, -lo que no es fácil para nadie a poco que uno sea un progenitor medianamente responsable-, tiene un listado como un brazo de méritos académicos y profesionales, y todavía tiene tiempo de entrenar medio ironman. ¡Y yo con estos pelos! A esto sólo me queda recordar las palabras de una de mis profesoras favoritas en la universidad, que mientras nos explicaba el funcionamiento del sistema nervioso en vertebrados y como la referencia a Ramón y Cajal no podía faltar, nos informó que Cajal hizo sus mejores descubrimientos después de los 40, y que por eso ella todavía no había perdido la esperanza. Pues eso.

No sé decir si Stubb es brillante como político o al menos bueno. Pero supongo que un país como Finlandia, pequeño como es y al lado de una gran superpotencia, no escoge a ningún inútil como ministro, y menos como ministro de exteriores.

Me consuelo pensando que el Sr. Stubb no es perfecto. No ha despedido a su asesor de imagen por publicar esas fotos de prácticas de la facultad de medicina, especialidad cirugía máxilofacial. Bueno, reconozco que aquí, como en muchas otras cosas, hay más cuestión de gustos que otra cosa.

Por cierto, quizás proclamé demasiado rápido que la cartera de ministro garantiza en Finlandia la solidez como político del portador. El antecesor de Stubb, Ilkka Kanerva fue cesado de su cargo tras hacerse público que había mandado mensajes incendiarios a una “bailarina erótica” utilizando el móvil oficial y abusando de su cargo. El “affaire” Kanerva se describe con todo lujo de detalles en un artículo de la wikipedia, mencionando también su repercusión internacional.

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La guerra de Osetia desgraciada pero proablemente dará una relevancia internacional a Alexander Stubb, que quizás no desee.

miércoles, 6 de agosto de 2008

6.8.2008 – 25 noches

El sol se pone unos 35 grados más hacia el oeste desde el observatorio del atardecer en que he convertido mi ventana. Enciendo las luces de la habitación y soy consciente de que hay una nueva atmósfera distinta de la de hace unos días, otro “stämning”, otro “tunnelma”, por decirlo de forma internacional y que aún así no cambie nada. Constato que la misma sensación la repito año tras año, desde distintas ventanas del mismo edificio de Kannelmäki. Veo a lo lejos las luces del tren aproximarse a la estación. Atrás quedan viejos amigos, y lo que queda al final es la certeza de que todo acaba. Algunas cosas más pronto que otras, como el verano en Finlandia. Algunos dicen que todavía queda verano por delante. Me voy a tomar un copazo.

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Así de melancólico me pone el cielo turbio de una tarde lluviosa de verano. He leído un artículo de uno de mis escritores favoritos, Claes Hylinger, que me temo, también se dejaba caer en esas ”great apprehensions of melancholy”, y que le daba a la cerveza. Y sin embargo tiene su punto. Creo que no está traducido al castellano. Recuerdo que cuando estaba de visita en Suecia, o incluso en las buenas librerías de Helsinki, trataba de recabar información sobre el escritor, y de esa manera sus libros en edición de bolsillo, o de segunda mano, porque los libros en estos países están a unos precios prohibitivos. Sin embargo nunca aprendí a pronunciar bien el nombre del escritor y la mayoría de los libreros se quedaban sin saber qué decir. Aprendí a escribir el nombre en un papel, mas nunca compré un libro de esa manera. Si tenían libros suyos, era el que ya tenía o estaban a un precio prohibitivo.

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Descubrí a Hylinger gracias a una profesora de un curso de verano, que se dedicó a repartir algunos de sus libros entre los estudiantes. Podía decir que era una forma de premiar a los estudiantes más disciplinados, pero creo que al principio quería conseguir que trabajáramos un poco más, y defendía la teoría de que la lectura es una forma excelente de aprender otro idioma. Me entusiasmé con la lectura, porque supongo me recordó al año que pasé en Göteborg, que quizá tuviera más de malo que de bueno, pero el paso del tiempo todo lo empaña y embellece. A pesar del entusiasmo con que me dedicaba a la lectura no pude acabar el libro. Me debió ver con cara de pena y me lo regaló. Bueno, tal vez quería aligerar un poco su equipaje, el caso es que me hizo un favor. Tengo, por cierto, un excelente recuerdo de ella y de otras profesoras que he tenido. Dagmar, se llamaba, Dagmar. “Ja, ja, mensann”

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He pasado toda la tarde en casa de un buen amigo. La comida era sencilla, incluso rústica, pero sabrosa. Creo que le había echado comino a la ensalada, lo que me sorprendió, pero desde luego no desagradó. Una combinación interesante era la torta de cebada con queso azul. Lo mejor era sin duda una de sus especialidades: panqueque al horno con nata fresca batida y fresas en confitura. Delicioso, probablemente debido a su alto contenido en grasas saturadas en diversas formas lácteas: nata, mantequilla, crema de leche... Sencillamente delicioso.

Con todo, lo mejor ha sido la conversación. Pequeñas cosas, repasar las vivencias de los conocidos comunes, describir los sueños y las pesadillas, bromear, reflexionar y al final dejarse confortar en la convicción de que aunque este camino que no sabemos dónde acaba, pero del que tenemos la certeza de que acabará, no siempre lo hacemos solos.

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A mí, el blog que me gustaría escribir es una versión finlandesa del libro de Frances Mayes, Bajo el sol de la Toscana

sábado, 2 de agosto de 2008

2.8.2008 – No se puede fiar uno del tiempo

Habían anunciado que el tiempo cambiaría ayer viernes y así ha sido. Todavía por la mañana cabía la esperanza de que no lloviese. De hecho después de comer me di un breve paseo para tomar un café por el centro y el sol prometía, pero justo cuando estaba sentado en el poyete de Porthania pensando qué podía hacer, el cielo oscureció y las primeras gotas de la tormenta comenzaron a caer, escasas pero con fuerza, como un presagio de que luego vendría lo peor. Ante eso decidí recorrer en bici los 10k que hay hasta casa, pensando que aunque me mojara entonces podría mirar la lluvia desde el séptimo piso con toda tranquilidad. Por supuesto, sólo llovió mientras estaba de camino.

Había llegado el momento de tomarme un descanso y quedarme en casa. Sólo salí a comprar ensalada y me regalé después con un buen perolo y más tarde con una película. Hoy me prometía lo mismo. Efectivamente hay muchas nubes en el cielo y de esas que pueden portar lluvia. Pero ahora estoy un poco arrepentido de no haber salido con la bicicleta a hacer la ruta a Porvoo, que ha de ser uno de los momentos cumbres del verano. No puedo dormirme en los laureles que las vacaciones se acaban. Y después de haberlo anunciado con tanto bombo y platillo no puedo quedarme a dos velas.

He aprovechado para ponerme al día con los amigos, a los que tenía bastante abandonado por las presiones de tiempo. Algunos de ellos también mantienen un blog, bueno, ellas son más constantes que yo. Ylva fue profesora mía y es una persona de inteligencia fina y cultivada. Enseña sueco durante el curso académico en Corea del Sur y durante el verano en Uppsala. Escribe de y sobre muchas cosas con certera percepción y sutil ironía (toma ya). El blog –Långt öster om Österlen- está por supuesto en sueco, pero eso no impide a algunos de vosotros leerlo.

Hay muchos comentarios, aunque especialmente interesante son esos que dedica a la discriminación por edad. Ylva siempre ha tenido una vena muy humanitaria y siempre ha criticado las diversas formas de discriminación, especialmente aquellas que quedan enmascaradas e impunes en una sociedad autocomplaciente refugiada en la conveniente comodidad de la corrección política. (Si alguien pensaba que no se podían poner tantos conceptos juntos en una sola frase, acabo de demostrarle lo contrario, que se pueda leer con comodidad es otra cosa). Si en muchas ocasiones en las que hemos hablado el objetivo era la xenofobia, (Ylva, me tienes que recordar cómo se decía eso en sueco, en finés se dice “muukalaisviha”), en su blog acometa ahora la denuncia contra la discriminación por edad, que en muchas ocasiones queda encubierta. Ylva hila fino.

Otra joya es el blog de yoyoyo –Con dos tacones de mujer–, también con entradas de gran agudeza sobre temas de actualidad vista desde la compasión. Ya sé que en este mundo la compasión como concepto y como acto tiene muy poco valor. No sólo se menosprecia, sino que algunos la rechazan porque la ven denigrante, pero yo la voy teniendo cada vez más estima y se ha convertido en mi meta para la buena acción del día. Tiene una sección, y es que también se puede uno especializar en esas cosas, de música para el finde que es una alhaja, (lo digo para no repetirme con lo de las joyitas). A ver si aprendo a colgar cosas como esas para que descubráis también esas joyitas.

viernes, 1 de agosto de 2008

1.8.2008 – En todas partes cuecen habas

Toda esta semana ha estado haciendo un tiempo impresionante. Se levantaba completamente despejado, con un potente chorro de luz que se colaba por las mañanas contra todo pronóstico a través del angosto dintel de la puerta, todo ello después de atravesar la ventana de la cocina y el espacio entre medias. La luz se transmite en línea recta, pero no deja de sorprender su insistencia, especialmente en esas ocasiones en las que la luz directa en los ojos no te deja dormir. A lo largo del día surcaban el cielo algunas nubes de esas alargadas y estratosféricas en lo alto o incluso, éstas más cercanas al suelo, en forma de masas de algodón. El cielo por supuesto de un intenso azul, pues no podía ser de otra forma, y la hierba esplendorosa en su verdor, como en los recuerdos de infancia de Antonio Machado. Las nubes han cubierto ocasionalmente el sol dando un solaz respiro del calorcito, que no calor. Bueno, lo digo ahora con la boca pequeña, algunas veces más que refrescante hacía directamente fresco, que aquí la brisa nunca es aire sahariano.

Con todo, cuando el tiempo ha cambiado a lo que es el típico verano finlandés de chubascos de distribución irregular, casi he suspirado aliviado. Como aquí es obligatorio aprovechar los momentos de sol que se ofrezcan y salir fuera, yo no hacía más que ir de un sitio a otro con la bici. Y normalmente los sitios también incluían la piscina, para no perder comba, que este curso, ha sido especialmente prolífico en largos. Es decir, que he acabado agotado. Al tumbarme en la cama sentía, o mejor dicho, no sentía, las piernas por el constante pedalear. Y eso que tampoco ha habido para tanto.

Y luego, ese placer tan típico que produce contemplar la lluvia azotar los cristales de la ventana mientras se está tranquilito y a gusto dentro. Como veis, mis placeres no son nada peculiares y sí bastante burgueses, pero es que otros no me puedo permitir.

Planeo un viaje en bici a Porvoo, dependiendo del camino, está como a unos 50 km, 60 km desde mi casa. Gracias a un amigo he logrado poner a punto la bici. (Para hinchar los neumáticos a la presión adecuada tienes que tener una buena bomba, al menos yo no me apaño con las pequeñitas.) Ayer estuve haciendo parte del camino, para el día D no perder el tiempo orientándome con el mapa. La decisión ha demostrado ser providencial, porque ayer quería llegar hasta Kuusijärvi, pero al final no me aclaré demasiado y me quedé en Tikkurila, una especie de Mostoles (“- Oiga, ¿usted cree en el más allá? – Nos ha fastidiado, como que vivo en Tikkurila”, pues eso),y tuve que volverme con prisas porque estaba oscureciendo. Todo eso a pesar de haber intentado lo fácil y haber tratado de seguir uno de las vías nacionales de bicicleta que recorren todo el país. Nacional, pero muy mal señalizado, vamos, fatal.

Con lo bien que hablo yo siempre de los finlandeses y aquí no están a la altura de las circunstancias, podrían buscar consejo de los Tierra Trágame, que hacen un trabajo magnífico de señalización en las competiciones que organizan. Por lo visto, no soy el único que piensa así. La siempre ajetreada sección de cartas al director del Helsingin Sanomat, ha dado testimonio de intercambio de opiniones y quejas de los usuarios, que incluso ha sido contestadas por el responsable del programa de promoción del transporte en bicicleta.

En Finlandia los políticos y funcionarios sí leen, por lo visto, el periódico. El problema de la señalización deficiente parece residir en la dilución de responsabilidades que supone la descentralización del poder público, es decir, la cesión de competencias a los municipios. Teóricamente, éstos deben colocar los cartelitos, en los puntos en que el camino atraviesa el territorio de su competencia, y el estado en los lugares más genéricos. Pero los unos por los otros y la cocina sin barrer. Los municipios, en muchos casos, ns/nc, el departamento ministerial dice lo que dicen todos, que el presupuesto no le llega para esos menesteres. Pues eso, que en todas partes cuecen habas.
El camino hasta Kuusijärvi se puede seguir, más menos que más, en Google. Como siempre refleja las carreteras y no las vías ciclistas, pero sirve de referencia. Por cierto, atravesaba paisajes preciosos por su valor cultural como el natural: Haltijankartano, Tammisto, Helsingin pitäjän kirkonkylä, y todo en la propia área urbana de Helsinki. Hay que venir a verlo.