miércoles, 27 de mayo de 2009

I’m back

Me vais a perdonar estas expresiones tan extranjeras. Es la consecuencia de las series americanas. Como forman parte de mi vida, espero que no muy importante, no puedo evitar tomar prestados algunas expresiones y hilvanar mi vida.

El otro día salí con la bicicleta. Era uno de esos días tempranos de la primavera, cuando el calendario ya dice que debería hacer más calor, pero que continúan los días de lluvia, viento y frío. Esos días tempranos se distinguen no tanto porque haga más calor, sino porque ha salido el sol. Sigue haciendo un frío que pela, porque el sol de primavera no tiene fuerza suficiente para calentar de verdad, y a poco que sople un ráfaga de viento te quedas helado. No conviene quitarse el abrigo. La diferencia está en la luz. Después de tantos días grises, de repente el cielo se vuelve azul, la hierba verde intenso y el mar devuelve reflejos desconocidos. Con semejante panorama no podía por menos que coger la bicicleta y salir a dar una vuelta de exploración.

Procuré seguir la línea de la costa. Hay un camino de bicis que bordea pequeñas playas, adivino que artificiales, y los puertos de barcos de recreo. Como digo seguía haciendo frío, y no pude hacer lo que me hubiese gustado: quedarme en camiseta y dejarme acariciar por la suave brisa marina. Con todo fue la primera vez en mucho tiempo en el que sentí el olor salado del mar. A pesar de que vivo casi pegado al mar y que paso todos los días por el puerto marítimo de camino al trabajo, y de que es un camino precioso, hasta entonces no me había percatado del olor salado del mar. Otro breakthrough, además de aquél del sorbete de limón.

Por un momento incluso tuve la sensación de estar en una ciudad del mediterráneo antes de que el calor del verano traiga las masas de sol y playa, el olor a churrasco de los chiringuitos y las quemaduras en la piel. Pasé por unos sitios preciosos: a un lado los barquitos, al otro los campos de colza, de un color amarillo precioso, que parece sacado de un libro de “visite Escandinavia”.

Y entonces eché de menos salir a correr, moverme con la bicicleta y estar activo como en los últimos años. Deseé volver a salir a correr. Y entonces me sentí por un momento como el malo de una serie de acción americana al final de la temporada. El malo está a punto de desaparecer gracias a los esfuerzos de los buenos, pero para poder darle continuación a la serie resucita milagrosamente en el último momento, por alguna artimaña o golpe de suerte, y entonces dice, con voz de malo: “I’m back”. Pues eso.

martes, 12 de mayo de 2009

The breakthrough

(12.5.2009)
Aprendí esta expresión de una de las series americanas que he estado siguiendo. Si la entendí bien, define el momento en el que se experimenta la conciencia de una situación que hasta el momento había pasado desapercibida. Uno se da cuenta de algo: una situación, un sentimiento, un hecho, que existía antes, pero del que hasta ahora no se es plenamente consciente.

Bueno, yo tuve mi “breakthrough el otro día, mientras veía una de estas series americanas. Me estaba regalando con un sorbete de limón que me había costado un pico. La primera cucharada de ese jarabe helado, de sabor cítrico, ácido y dulce a la vez, me pareció deliciosa. Entonces lo vi todo claro. Dios mío, soy adicto al sorbete de limón.