lunes, 23 de julio de 2007

Helsinki, a 23 de julio de 2007

23.7.2007
No hay nada más inestable que el tiempo en Finlandia ni más efímero que el verano. Te levantas por la mañana con un sol brillante en el cielo azul y es verano. Al sol hace hasta calor aunque corre una brisa de lo más agradable que te hace pensar con compasión en la gente que se achicharra sobre el asfalto de Madrid. Muy a lo lejos en la línea del horizonte se vislumbran unas nubes blancas que no representan el mayor peligro. Te concentras en un artículo del periódico sobre lo que últimamente ha sido el tema fundamental de las noticias locales. El hedorcillo que se percibe en el corazón del centro turístico de Helsinki, un bulevar verde, bien cuidado con igual cantidad de árboles y objetos culturales de larga o corta historia.

Por lo visto en los días de calor se levanta una pestecilla que preocupa mucho a los finlandeses, porque, ¿a ver que van a decir los turistas? Lo cierto es que todavía no han podido determinar la causa del mal oler, y eso que han acudido a todo tipo de hipótesis de trabajo. Desde las más obvias, si huele a vómitos es que a alguien se le ha ido la mano con el vodka y ha estado potando, a las más exóticas, combinación del jugo segregado por los pulgones con productos químicos utilizados en la limpieza. Por si fuera poco el periódico ha abierto una consulta popular para que la gente opine y de su versión, Olores aparte, es una zona preciosa y que corran ríos de tinta sobre un asunto tan prosaico pone de manifiesto el alto nivel de vida de los finlandeses, pues no estarían tan preocupados por la opinión de los turistas si sufrieran de hambruna endémica.

En cualquier caso la discusión da lugar a artículos largos y entretenidos, pero no tanto que puedan justificar que en menos de media hora el verano se ha convertido en otoño, la brisa en una ráfaga heladora y los pantalones cortos hayan pasado de una prenda adecuada a claramente insuficiente.

Como Dios aprieta pero no ahoga y el que no se consuela es porque no quiere, haya paz y después gloria. La lluvia también favorece la proliferación de hongos y setas, que junto a las bayas, constituyen los mejores frutos del bosque finlandés. Y con tanta lluvia la época de setas, más bien septiembre, se ha adelantado en más de un mes.

A coger setas, lo mejor es ir acompañado por gente que entienda, porque esa seta que parece tan apetitosa te lleva directamente al quirófano de transplantes hepáticos y no es muy diferente de otra que hace una buena cazuela.

Por lo que me contaron el bosque más típico de Finlandia es la taiga, más al norte está la semitundra y tundra. Hay algún rastro, pero poco, de bosque templado muy al sur en zonas de costa. A mí me parece todo igual, pero hay bastante variación dentro de la taiga según el tipo de terreno, que a su vez condiciona la humedad. Como las especies de árboles son sota, caballo y rey, los bosques no se clasifican por el tipo de árbol, sino por la vegetación a pie de bosque. Además, decir que un bosque está formado por pinos ni da una idea de su capacidad de producción, ni de su valor ecológico. El pino albar (Pinus sylvestris) crece tanto en zonas lacustres, como en lo alto de unas rocas. Crece al otro lado de mi ventana y en buena parte de los bosques europeos incluidos los de la península ibérica.

El bosque donde crecen los arándanos (Vaccinium myrtillus) se puede llamar así, bosque de arándanos. Suele surgir de las morrenas que dejan los glaciares al retroceder. Su suelo contiene más nutrientes y conserva mejor el agua que otros tipos de bosques más secos, pero siguen siendo bastante limitados en recursos y no suelen albergar demasiados animales. Los pinos son bastante típicos porque sus hojas aciculares no evaporan mucha agua, por su forma y distribución dejan pasar la luz del sol. Con todo, las matas de arándanos son la joya de la corona.

A mí me llevaron a un bosque cerca de la casita de campo de mis amigos. Este era un bosque con muchos pinos y matas de arándanos. La cantidad de bayas que produce el bosque finlandés es inmensa. Es casi un deporte nacional ir a recoger los días de buen tiempo, para consumo inmediato, para cocer bollos o hacer conservas para el invierno. Salvo muy contadas ocasiones, en los países nórdicos está en vigor “el derecho universal que tiene toda persona” a acceder a un bosque público y privado para recoger bayas y setas, atendiendo a unas normas básicas de comportamiento. A pesar de eso, sólo se recoge una cantidad ínfima de todos los frutos que produce el bosque.

Recoger bayas y setas es muy agradable por el contacto directo con la naturaleza, pero lo que viene después está muy bien. Hay que limpiar la cosecha y para eso te ayudas de algún buen vino, cerveza o licor, mientras comentas los detalles del día, o aquella vez en que cosechaste una seta inmensa. Los ritos de cazadores y recolectores se han conservado por lo visto desde la prehistoria hasta nuestros días. Todos han pescado el pez más inmenso, recogido la seta más enorme o las bayas más jugosas.
Uno de los mejores resultados puede ser una crema de “korvasieni”. He estado investigando un poco. “Korvasieni” es Gyromitra esculenta también llamada bonete o falsa colmenilla. La colmenilla es muy apreciada en España pero en todas las guías de setas se advierte contra la falsa colmenilla, porque contiene un veneno extremadamente potente que actúa a nivel celular y que causa una lista de patologías más larga que una lista de bodas. Lo bueno es que si se prepara de forma correcta el tóxico se puede lavar. El proceso requiere cocer los bonetes en agua abundante al menos dos veces y desechar el agua de cocción. El tóxico es tan potente que se recomienda tener las ventanas abiertas para que haya una buena corriente. Bien preparado el bonete se convierte en una delicia. Todas las culturas tienen un ejemplo de placer culinario con riesgo de muerte. Los japoneses tienen el pez globo y nosotros los judiones de la granja, que aplicados con puntería pueden convertirse en un arma mortal. En este caso, además de la seta es por la mantequilla y la crema, que también matan lentamente, pero son deliciosas. Ésta ha sido una de las mejores experiencias del verano.

Podéis ver más fotos en .

1 comentario:

Trivo dijo...

Conclusión: Soy un invidioso que no puedo mas..

SaludIvos