El ministro Alexander Stubb, superIronman, acaba de poner paz y después gloria en el conflicto de la escritora Sofi Oksanen, que comentaqba hace unos días. Ha comentado que se trata de una escritora de enorme talento y que su Ministerio, el de Exteriores, estará encantado de financiar su participación en el encuentro de poetas que se celebrará en noviembre en San Petersburgo. Todo esto lo dijo antes de ir a Georgia en su calidad de presidente de la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa) junto con el ministro francés de exteriores. Ojalá puedan zanjar la guerra de forma tan tajante como con el revuelo político de la escritora.
El pobre Cónsul no ha dicho esta boca es mía de la solución. ¡A ver qué va a decir el marinero si ya lo ha dicho todo el capitán! La escritora, por el contrario, se mostraba muy complacida, quizás más contenta por los elegantes cumplidos que le dedicaban que por el viaje en sí.
Y el Cónsul probablemente esté pensado que si lo llega a saber, mejor se queda callado.
La novela “Puhdistus”, que trata sobre el duro período que siguió a la adhesión de Estonia a la Unión Soviética en los tiempos de la reorganización europea que siguió a la II guerra mundial, acaba de ser traducida al ruso. El periódico, además de difundir la complacencia de la escritora también recogía la opinión del traductor ruso. No veía nada particularmente antieslavo en la novela de Sofi. Es más, los rusos se iban a sentir muy identificados, porque el doloroso recuerdo de las deportaciones y los campos de re-educación persisten en la memoria de muchos. Diría que se lo preguntaran a Alexander Solzhenitsyn, pero el hombre ya se ha muerto. Eso sí ahora recibe los honores de las mayores autoridades del país. Son cosas que pasan.
Y sin embargo, con todo lo que está pasando en Georgia entiendo que los trabajadores del Ministerio de Exteriores sean cautelosos. Más aún de lo que tradicionalmente lo ha sido un país a la sombra de un vecino tan poderoso.
Finlandia asumió la presidencia de la OSCE a principios de este año, que como en la UE es un cargo rotativo. El testigo lo entregó precisamente Moratinos, ya que España lo había sido el año pasado, y se lo entregó al entonces ministro finlandés Ilkka Kanerva, pero ya sabemos que éste fue cesado por tirar los tejos a una bailarina con el móvil del trabajo.
2 comentarios:
lo de Solzhenitsyn y Rusia también es digno de estudio. El también se negó a recibir honores de Putin por ejemplo. Siguiendo con los dichos: no hay peor astilla que la de la propia madera. Un beso
Pues eso, un abrazo,
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