Una amiga me ha asesorado sobre cómo hacer referencias a artículos de periódicos y otros materiales publicados por otros medios. Tenía ganas de hacerlo porque según voy repasando la prensa diaria, unos días con más profundidad que otras, encuentro en bastantes ocasiones alguna joyita, o simplemente algo que me hace reflexionar, me aclara un poco mi percepción del mundo, confirma o me cambia opiniones, o que simplemente me gusta. Y quería compartirlo
Me gustó, por ejemplo, el artículo de opinión de Nicole Muchnik publicado en El País del 12 de abril sobre la visita de estado de la pareja presidencial francesa al Reino Unido. Del viaje, encuentros, consecuencias políticas y otras interpretaciones han hablado personas más listas y sesudas que yo. Me llamó la atención el artículo de Muchnik por la pulcritud de su estilo. Buena parte del artículo se dedica a analizar el viraje de los comentarios, y se han hecho a oleadas sobre Carla Bruni, de la prensa a ambos lados del Canal de la Mancha. Acaba enlazando, mediante una crítica mordaz aunque sutil, con la situación de la mujer francesa de origen bereber, y por extensión de todas las mujeres, que ha originado, apunta el artículo, un movimiento encabezado por Fadela Amara, conocido como Ni p... ni sumisas. (La autocensura no es tanto por reparo en el uso de expresiones vulgares, sino por evitar la lucha contra los filtros automáticos)
Muchnik no critica a la Bruni por su pasado. Tampoco, porque pese a éste, se haya reconvertido a una “sumisa” primera dama, a juzgar por la nueva imagen a lo Jacqueline Kennedy que exhibe en las fotografías con la Reina de Inglaterra, y no persiga convertirse en un icono de alguna vertiente de un feminismo mal entendido. Pero sí defiende el desparpajo sentimental durante su otra vida, que fue casi masculino por no decir masculino del todo. Con todo, a mí lo que más me gustó fue la pregunta final tan retórica como resabiada: ¿Quién de nosotras no es sumisa? Pues eso.
Muchnik es, por cierto, pintora y tiene una web interesante.
Humano también es el enfoque con el que José Manuel Sánchez Ron aborda la figura del científico alemán Max Planck, que a principios del siglo pasado alumbró el despertar de la física cuántica, en un artículo publicado también por El País el 23 de abril. Sánchez Ron desgrana con su habitual cuidado en la documentación los claroscuros de la vida del científico dando lo que corresponde al César y a Dios lo que es suyo. Pues yo no voy a decir que me sienta retratado en Max Planck, cuando mi mayor aporte a la ciencia fue reiniciar una impresora rebelde a Margarita Salas en mi época de estudiante (por cierto que le den el Príncipe de Asturias a esa mujer), pero coincido en que antes de tirar la primera piedra conviene en valorar la viga del ojo propio.
Y siguiendo con el humanismo el articulito de Maruja Torres también en El País del 17 de abril hace hincapié en la vulnerable situación del ser humano. El articulito no fue muy bien recogido a juzgar por la votación que de hicieron los lectores en su día. Choca un poco la contraposición de los dos personajes, el glamuroso y el currela, precisamente porque ambos se yuxtaponen. Maruja Torres no dirige de forma aparente a ninguna conclusión, tal vez por la limitación de palabras de su columna, o más probablemente, porque dice callando.
A mí siempre me ha gustado el estilo de Maruja Torres por su pasmosa habilidad en ser elegante y extraordinariamente precisa utilizando expresiones vulgares. Y si no, echad un vistazo a la expresión que mezcla sopa de pollo con gélida noche del corazón.
Pues eso, en esta semana que comenzó con la trágica noticia de los turistas finlandeses muertos en accidente de tráfico, y lo digo con el corazón encogido, también quiero practicar el ejercicio de la compasión –El País de hoy, que no el de la defensa, porque yo no puedo y porque ya habrá otros que lo harán. Cuidado al volante, que los errores e imprudencias, afectan a muchos, desconocidos y allegados, y se pagan muy caro y no sólo me refiero a la muerte, sino los que quedan vivos.
(Me vais a perdonar el abuso que hago de El País, quería haber sacado un artículo de opinión de El Mundo, que también me gustó mucho a propósito del embarazo de la nueva ministra de defensa, pero es que era de pago y ah, ya no estaríamos hablando de difusión de obra sino de ¿plagio? En cualquier caso algo muy feo.)
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